miércoles, 6 de abril de 2011

DURERO ALBERTO

Retablo Paumgartner


Está formado por una tabla central con el tema de la Natividad o nacimiento de Jesucristo, y dos alas laterales con sendos santos. A la izquierda, San Jorge. A la derecha, san Eustaquio.

Existen notables diferencias en cuanto al tratamiento de las tres tablas, hasta el punto de parecer tres cuadros diferentes. La escala de los postigos y de la tabla central es distinta. Los santos adoptan formas estatuarias, fruto de sabios estudios de proporciones, mientras que la escena central es más bien narrativa.

En la tabla central se representa una Natividad, esto es, el nacimiento de Cristo. Está concebida según las fórmulas góticas tradicionales. El tamaño de las figuras va de acuerdo con su importancia devocional, lo que es un rasgo típico de la pintura medieval. La gran novedad es la racionalización que Durero hace de la construcción de la decoración, de las estructuras ruinosas que enmarcan la escena principal y que están ejecutadas respetando rigurosamente las leyes de la perspectiva. Ha de destacarse la gran precisión en las líneas, propio de un gran dibujante y grabador como Durero.

El martirio de los diez mil cristianos



Federico el Sabio encargó esta obra para la habitación en que conservaba supuestas reliquias de los diez mil mártires en Wittenberg. El cuadro al principio da la impresión de un álbum ilustrado con un desorden de figuras vestidas y desnudas. También el paisaje con formas de árboles retorcidas y una vegetación semejante a la jungla, es inusual en Durero.

En cuanto a cuáles sean esos diez mil mártires representados, ha de señalarse que puede referirse a dos episodios distintos del martirologio romano. El 18 de marzo se celebra la muerte en Nicomedia de diez mil mártires como consecuencia de la persecución de Diocleciano. Su origen está en un antiguo martirologio griego, traducido por el cardenal Sirleto (1514-1585) y publicado por Henricus Canisius. Hay un segundo grupo de 10.000 mártires. El 22 de junio se conmemora la muerte de diez mil soldados crucificados por el rey persa Sapor II en el monte Ararat en tiempos de los empresadores romanos Adriano y Antonino Pío. El origen se encuentra en una leyenda que se dice que se tradujo de un original griego hoy desconocido por Anastasio el Bibliotecario en el siglo IX. La obra de Durero parece referirse a esta segunda leyenda, por haber elementos orientalizantes en los verdugos, y no romanos.

Aparecen en el cuadro alrededor de 140 figuras, algo muy infrecuente en Durero, cuyas composiciones tenían un número muy inferior de personajes. Estas personas se ven sometidas a diversas formas de tortura y ejecución. En una zona montañosa, los persas arrojan a los cristianos al vacío. En otro lugar, matan a un cristiano clavándole una estaca en el cuerpo. En la parte delantera izquierda se ve que otro va a ser ejecutado cortándole la cabeza con una cimitarra.

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