miércoles, 6 de abril de 2011

Antonio Allegri da Correggio

La Virgen con el Niño y san Juan

Se trata de un cuadro con un tema clásico: la Virgen María con el Niño Jesús y san Juanito. Las tres figuras forman una composición piramidal, como en los cuadros que sobre el mismo tema ejecutaron Leonardo da Vinci o Rafael Sanzio.

No obstante, la influencia predominante es la de Leonardo, como puede verse en el paisaje azulado, en la sutil sonrisa de la Virgen, así como por el uso de la técnica del esfumado.

En el pasado, la obra fue conocida como La Virgen de la sandalia, por el calzado de diseño peculiar que luce el personaje.

Noli me tangere

Es un cuadro «noblemente patético, con su sentido lírico y sensual, que anima la figura de la Magdalena y las sinuosidades de los pliegues, y que trasciende en la sutil vibración cromática del fondo del paisaje, bañado en una luz apenas matutina» (M. Oliver). Cristo, con los pies cruzados en posición de inestabilidad, gesticula con los brazos y las manos, en una postura dinámica y estática a la vez. La Magdalena, por su parte, aparece dibujada con expresión de ardiente misticismo; sus labios se abren de manera ambigua, fijando intensamente su mirada en Cristo. Mientras, su cuerpo se estremece al oír las palabras «No me toques», de boca del Resucitado. La postura arrodillada y el rostro en escorzo forman el inicio de una diagonal que se prolonga en los brazos de Cristo, anticipando las dos figuras las composiciones diagonales típicas del Barroco. La cabellera suelta de la santa es un atributo típico de sus representaciones, en alusión al episodio evangélico en el que derrama lágrimas sobre los pies de Jesús y después los seca con su pelo.

Mención aparte merece el paisaje, casi romántico, donde los verdes densos viran en la lejanía transformándose en azules compactos. Es de una gran sensibilidad la captación de la luz matutina reflejada en el cielo.

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