miércoles, 6 de abril de 2011

Pieter Brueghel

Paisaje con la caída de Ícaro

Paisaje con la caída de Ícaro es un pintura al óleo sobre lienzo que durante mucho tiempo se pensó que era obra de Pieter Brueghel el Viejo, aunque tras examinarla en 1996 se considera muy dudoso.[1] Es probable que se trate de una versión de un original de Brueghel que se ha perdido.[2] Basada en Ovidio, la pintura fue el tema de un poema con el mismo nombre de William Carlos Williams, y fue descrito en el poema de W. H. Auden Musée des Beaux-Arts, que recibe el nombre del museo en el que se encuentra la pintura en Bruselas.

En la mitología de la Antigua Grecia, Ícaro consiguió volar con alas hechas de plumas pegadas con cera, pero en su vuelo se acercó tanto al sol que se fundió la cera, cayó al mar y se ahogó. Sus piernas se pueden ver en el agua, junto al barco más grande de la pintura.

Aunque el arte de paisajes con el tema del título representado por pequeñas figuras en la lontananza eran un motivo habitual en la Pintura flamenca de los siglos XV y XVI, el tener formas sin mucha relación con el tema en primer plano es original, y representa una ruptura respecto a la jerarquía de los géneros. Otros paisajes de Brueghel, como por ejemplo Los cazadores en la nieve (1565) muestran figuras en primer plano, pero no tan grandes y en ausencia de algo de una clase «superior» en el fondo.

La torre de Babel


Su tema es la construcción de la torre de Babel que, según la Biblia, fue una torre construida por la Humanidad para alcanzar el cielo. Según el Génesis, Yahvé confundió la lengua de los hombres, lo que les llevó a dejar la torre inacabada y a que se marcharan en todas direcciones.

Es un tema que ya había sido tratado con anterioridad, desde los libros iluminados del siglo VI. Se retoma en el siglo XVI como símbolo del orgullo humano,advirtiendo de sus peligros, así como del fracaso de la racionalidad clásica frente a lo divino. Es así una alegoría del orgulloso imperio internacional de los Habsburgo basado sobre una fe unificada y del estado constituido por banqueros, ministros, clérigos, soldados y pensadores humanistas sicofantes sometidos a tal proyecto.

El centro del cuadro lo domina la torre a medio construir, dentro de un amplio paisaje panorámico. El pintor adopta un punto de vista muy alto. En la parte superior de la torre, la presencia de una nube simboliza la pretensión de que querían alcanzar con ella el cielo.

La descripción de la arquitectura de la torre por Brueghel, con sus numerosos arcos y otros ejemplos de ingeniería romana hacen pensar de manera deliberada en el Coliseo que representaba para los cristianos de la época el símbolo de la desmesura y de la persecución. De la Arquitectura de la Antigua Roma parece también provenir la mampostería de ladrillo, recubierta en el exterior por muros de sillería.

Hans Hollein

Edificio Interbank

El Edificio Interbank es un edificio ubicado en Santa Catalina, del distrito de La Victoria, en la ciudad de Lima, capital del Perú. Sirve como sede principal al Interbank, entidad financiera peruana y fue inaugurado el año 2001. Se ubica en la intersección de las avenidas Paseo de la República y Javier Prado Este. Tiene un área total de construcción de 45.300 m² y 88 metros de altura máxima.[1]

La construcción estuvo a cargo de la empresa peruana Cosapi S.A. y el diseño a cargo del arquitecto austriaco Hans Hollein. Esto marcó el fin de un período de inactividad del mismo desde los años 1980s. Este edificio fue inaugurado en la misma época que el Media Tower de Viena. Ambos proyectos fueron diseñados en paralelo.

El edificio consta de dos bloques distintos e interligados. El primero de ellos es la torre (Torre A) y el segundo (Torre B) es la construcción rectangular de seis pisos y paredes exteriores de vidrio blanco donde se encuentran oficinas y la cafetería. De este bloque sobresale un apéndice desde el cuarto piso. La Torre A se encuentra levemente inclinada adoptando la figura de una "vela al viento" cuyo frontis se encuentra reforzado por una malla de titanio que sirve tanto de adorno (cuenta con un juego de luces que cambian del color de la institución a los colores característicos de alguna festividad especial) como de protección a la luz solar. La torre cuenta con 20 pisos y llega a una altura máxima de 88 metros coronándose con un helipuerto.

Haas-Haus

CRANACH LUCAS

El cardenal Alberto de Brandeburgo ante Cristo crucificado

Esta obra es una pintura religiosa en la que aparece el donante, el cardenal Alberto de Brandeburgo, arrodillado frente a Jesucristo en la Cruz. Detrás del Gólgota puede verse la representación de una tormenta en el mar. El retrato de Alberto se basó en un grabado de Durero. A diferencia de los cuadros de donante propios de la pintura gótica, aquí no hay santo patrón del nombre del donante que haga de intermediario frente a la divinidad: el cardenal se presenta directamente ante Cristo. Además, el tamaño de ambas figuras es semejante, y no más pequeño el cardenal. Se enfatiza así la importancia y prevalencia de la figura mundana, que ocupa todo el primer plano en su vestimenta cardenalicia de llamativo color rojo. Alberto no mira directamente a Cristo, sino que parece más bien desviar la vista hacia el exterior del cuadro. La representación de la tormenta es una de las más intensas de la pintura alemana, junto con la Crucifixión de Matthias Grünewald. Contribuye a que el cuadro sea más expresivo, junto con el paño ondulando ante el viento de la tempestad. La representación del paisaje es propia de la escuela del Danubio.

Matthias Grünewald

Escarnio de Cristo

Es una de sus primeras obras, realizada hacia el año 1503; de hecho, es la más antigua cuya autoría no es controvertida.

Jesús de Nazaret se sienta, con los ojos vendados. Tiene los brazos y las manos atados con una cuerda. Recibe indefenso los golpes de los siervos: un verdugo, delante de él, tira de la cuerda; otro, detrás, alza el puño para pegarle al mismo tiempo que le tira del pelo. Por la derecha se añade a la escena un hombre, que lleva un bastón en su mano izquierda y con la derecha hace ademán de abofetear a Cristo. En el hombro de este verdugo apoya su mano otro hombre, más viejo, que parece estar hablándole. En el fondo de la imagen hay otros tres hombres: a la izquierda se ve a un músico tocar la flauta al tiempo que golpea el tambor. El más joven de los otros dos hombres parece indiferente, casi alegre. El tercero, del que sólo se ve con claridad la cabeza en el borde derecho del cuadro, aparece con el rostro desconsolado.

Domina el cuadro la fuerza de las emociones. La escena tiene un dramatismo hasta entonces inédito. Los rostros de los verdugos sólo expresan brutalidad, de modo casi caricaturesco, lo que recuerda a obras del Bosco como Cristo con la cruz a cuestas y a los estudios fisionómicos de Leonardo (Cabezas grotescas).

Retablo de Isenheim


El retablo de Isenheim es un retablo políptico cuyas distintas configuraciones podían ilustrar los distintos períodos litúrgicos durante el culto de acuerdo a las fiestas correspondientes. Tiene dos conjuntos de alas, mostrando tres configuraciones distintas, y que se articulan en torno a un altar tallado compuesto de esculturas. El conjunto estaría debajo de un montante gótico esculpido y dorado.

Las escenas que contiene son de una intensidad dramática poco común, excepcional para su época. No está excluida de esta obra la fantasía, lo que la acerca al Bosco, ni cierto manierismo que hace de este artista un genio aislado e inclasificable.

Es una obra apasionante. Hay elementos en ella de una extraña violencia, casi desagradable. Expresa un misticismo violento. Ilustra las tendencias artísticas de Grünewald: el expresionismo y el realismo de la carne lastimada, uniendo en la misma obra la sobriedad de la composición y del fondo negro con la complejidad y la sobrecarga de la puesta en escena, sumergida en un paisaje colorido, una luz tan pronto solar como pálida, un color denso o traslúcido (Carrassat).

DURERO ALBERTO

Retablo Paumgartner


Está formado por una tabla central con el tema de la Natividad o nacimiento de Jesucristo, y dos alas laterales con sendos santos. A la izquierda, San Jorge. A la derecha, san Eustaquio.

Existen notables diferencias en cuanto al tratamiento de las tres tablas, hasta el punto de parecer tres cuadros diferentes. La escala de los postigos y de la tabla central es distinta. Los santos adoptan formas estatuarias, fruto de sabios estudios de proporciones, mientras que la escena central es más bien narrativa.

En la tabla central se representa una Natividad, esto es, el nacimiento de Cristo. Está concebida según las fórmulas góticas tradicionales. El tamaño de las figuras va de acuerdo con su importancia devocional, lo que es un rasgo típico de la pintura medieval. La gran novedad es la racionalización que Durero hace de la construcción de la decoración, de las estructuras ruinosas que enmarcan la escena principal y que están ejecutadas respetando rigurosamente las leyes de la perspectiva. Ha de destacarse la gran precisión en las líneas, propio de un gran dibujante y grabador como Durero.

El martirio de los diez mil cristianos



Federico el Sabio encargó esta obra para la habitación en que conservaba supuestas reliquias de los diez mil mártires en Wittenberg. El cuadro al principio da la impresión de un álbum ilustrado con un desorden de figuras vestidas y desnudas. También el paisaje con formas de árboles retorcidas y una vegetación semejante a la jungla, es inusual en Durero.

En cuanto a cuáles sean esos diez mil mártires representados, ha de señalarse que puede referirse a dos episodios distintos del martirologio romano. El 18 de marzo se celebra la muerte en Nicomedia de diez mil mártires como consecuencia de la persecución de Diocleciano. Su origen está en un antiguo martirologio griego, traducido por el cardenal Sirleto (1514-1585) y publicado por Henricus Canisius. Hay un segundo grupo de 10.000 mártires. El 22 de junio se conmemora la muerte de diez mil soldados crucificados por el rey persa Sapor II en el monte Ararat en tiempos de los empresadores romanos Adriano y Antonino Pío. El origen se encuentra en una leyenda que se dice que se tradujo de un original griego hoy desconocido por Anastasio el Bibliotecario en el siglo IX. La obra de Durero parece referirse a esta segunda leyenda, por haber elementos orientalizantes en los verdugos, y no romanos.

Aparecen en el cuadro alrededor de 140 figuras, algo muy infrecuente en Durero, cuyas composiciones tenían un número muy inferior de personajes. Estas personas se ven sometidas a diversas formas de tortura y ejecución. En una zona montañosa, los persas arrojan a los cristianos al vacío. En otro lugar, matan a un cristiano clavándole una estaca en el cuerpo. En la parte delantera izquierda se ve que otro va a ser ejecutado cortándole la cabeza con una cimitarra.

TINTORETTO

Venus, Vulcano y Marte

Venus, Vulcano y Marte es un cuadro del pintor Italiano Tintoretto. Está realizado en óleo sobre lienzo. Mide 135 cm de alto y 198 cm de ancho. Fue pintado hacia 1555, encontrándose actualmente en la Alte Pinakothek de Múnich, Alemania.

Los amores entre los dioses de la mitología griega Venus y Marte habían sido objeto de tratamiento ya por autores renacentistas como Botticelli, en su Venus y Marte. Pero lo que allí era idealismo neoplatónico se convierte en manos de Tintoretto en una escena doméstica de carácter erótico. Venus está reclinada y su marido, el viejo Vulcano, se acerca y descubre el pubis de su esposa. En una cuna, detrás, Cupido duerme. Y bajo la cama se oculta el amante de Venus, Marte.

Hay en este cuadro una gran asimetría. El pintor lleva la mirada hacia el fondo, a la derecha, a través de la perspectiva de las baldosas. La figura de Vulcano se refleja en el espejo del fondo; su vigoroso moldeado demuestra la influencia de Miguel Ángel. Por su parte, Venus extendida en una marcada diagonal desde la parte superior izquierda hacia la zona central del borde inferior, parece un poco masculina. Se apunta a que Tintoretto pudo tomar como modelo la Andrómeda de Tiziano.
Cristo en casa de Marta y María

Cristo en casa de Marta y María es un cuadro del pintor italiano Tintoretto. Está realizado en óleo sobre lienzo. Mide 200 cm de alto y 132 cm de ancho. Fue pintado hacia 1580, encontrándose actualmente en la Alte Pinakothek de Múnich, Alemania.

Esta es una obra tardía de Tintoretto, en la que se evidencia su superación del manierismo, tendiendo ya al barroco.

El tema está tratado de forma muy diferente a las representaciones anteriores, especialmente neerlandesas, ya que no se centra en la escena de la cocina, sino que destacan las tres figuras, monumentales, relacionándose entre sí de un modo espontáneamente comprensible. Se observa una correspondencia entre los colores de las vestiduras de Cristo y la mujer en primer plano. Las figuras principales están dispuestas de manera circular.

La composición se basa en escorzos. El punto de fuga lleva desde Cristo hasta la puerta y el interior de la cocina. De esta manera lleva la mirada del espectador hasta el fondo y, además, logra reflejar el movimiento.

SANDRO BOTTICELLI

Historias de la Magdalena - Comunión y Asunción

Las Historias de la Magdalena - Comunión y Asunción (en italiano, Storie della Maddalena – Comunione ed Assunzione) es una obra del pintor renacentista italiano Sandro Botticelli. Está ejecutada al temple sobre madera. Mide 18 centímetros de alto y 42 cm. de ancho. Pertenece al año 1470. Actualmente, se conserva en el Philadelphia Museum of Art, colección Johnson, de Filadelfia.

El tema de esta obra proviene de las leyendas medievales sobre la vida de los santos. No obstante, el episodio concreto de la Comunión y Asunción parece mezclar la iconografía de María Magdalena con la de María Egipciaca, modelo de contrición y arrepentimiento.

No se sabe muy bien a qué retablo perteneció esta pieza. Algunos creen que formaba parte del llamado Retablo de las Convertidas, identificado por algunos autores como el Retrato de San Ambrosio de la Galería de los Uffizi. Otros piensan que esta pieza se relacionaría con la Santísima Trinidad.


La Fortaleza


Se trata de la primera obra documentada del artista. Es citada por primera vez por Albertini en el año 1510.[1] La obra originalmente perteneció a un conjunto de siete espaldares que representaban a las Virtudes teologales y cardinales para la Sala del Tribunal de los Seis o de los Mercaderes, sito en la Plaza de la Señoría. Este Tribunal del Gramio de Mercaderes estaba formada por seis jueces que dirimían los pleitos entre mercaderes. En principio debía ejecutar todo el ciclo Piero Pollaiuolo. Por el retraso de Pollaiolo a la hora de ejecutar el encargo, el magistrado Tommaso Soderini encargó a Botticelli en 1470 ejecutar las dos obras que quedaban. Se cree que también tuvo un papel decisivo en el encargo Giovanni Antonio Vespucci, partidario de los Médicis y que era vecino de Botticelli al ser los dos de la misma parroquia de Ognissanti. Vespucci era tutor de Piero, hermano de Botticelli.

Finalmente, Botticelli contribuyó a la serie sólo con una, la representación de la virtud cardinal de La fortaleza (hoy, en la Galería Uffizi). La segunda virtud que debía pintar no fue ejecutada por las protestas de Pollaiolo.

RAFAEL SANCIO

La Fornarina

La mujer es representada con un sombrero de estilo oriental y los pechos desnudos. Hace el gesto de cubrir su pecho izquierdo, o volverlo con su mano, y está iluminada por una fuerte luz artificial que viene del exterior. Su brazo izquierdo tiene una estrecha banda que lleva la firma del artista, RAPHAEL URBINAS. Los historiadores del arte y eruditos debaten si la mano derecha sobre el pecho izquierdo revela un tumor de cáncer de mama detallado y disfrazado en una clásica pose de amor [2]. La mirada, particularmente fija, de la joven, contribuye igualmente a la artificialidad de toda la composición.

Análisis con rayos X han mostrado que en el fondo originalmente había un paisaje de estilo leonardesco con arbusto de mirto, que estaba consagrado a Venus en la mitología clásica, diosa del amor y la pasión.e retrata aquí a la amante semilegendaria de Rafael, que también se encuentra en el cuadro conocido como La Donna velata, conservado en Florencia en el Palazzo Pitti. La mujer fue identificada durante el siglo XIX con la fornarina (panadera) Margherita Luti, hija del panadero Francesco Luti da Siena.


La resurrección de Cristo

En esta obra temprana se puede observar el dramatismo estílico y compositivo del autor, en oposición al poético que empleaba su maestro Pietro Perugino. Está hecha con gran racionalidad mediante una compleja e ideal geometrización que une todos los elementos de la escena y les confiere una peculiar animación rítmica, al hacer participar a todos sus personajes en una única «coreografía». Es posible percibir en la obra la influencia estética de Bernardino di Betto y Melozzo da Forlì, aunque la orquestación espacial de la obra, tendente al movimiento, permite suponer el conocimiento por el artista del arte florentino de su tiempo.[2]

La obra, cuya autoría ha tardado en concretarse por parte de la crítica, fue adquirida por el Museo de Arte de São Paulo en 1954. Pietro Maria Bardi, entonces director del museo, la consideró obra de Rafael basándose en la existencia de dos estudios preparatorios para la composición, lo que inició un acalorado debate sobre su autoría. Posteriormente, la atribución a Rafael ha sido generalmente aceptada por la crítica experta.[2] [3] Es la única obra del artista conservada en el Hemisferio Sur.[4] [5

Leonardo da Vinci

Cartón de Burlington House

Es un cartón a tamaño natural que combina dos temas populares en pintura florentina del siglo XV: la Virgen (María) y Niño con San Juan Bautista (hijo de la pariente de María Isabel) y la Virgen y el Niño con Santa Ana (la madre de María). De esta manera, están representadas las tres generaciones de la familia de Cristo: santa Ana tiene a su hija María sobre las rodillas y esta última entretiene al Niño que se gira hacia San Juan.

Hay un sutil juego entre las miradas de las cuatro figuras, con santa Ana sonriendo a su hija María, mientras que los ojos de ésta se fijan en su hijo, al que también mira san Juan. Santa Ana dirige a la Virgen una mirada extraña, llena de sentimiento, como si ya imaginase los sufrimientos que María deberá soportar durante la Pasión de Cristo.
Hay poca claridad en la delineación de los cuatro cuerpos; las cabezas de las dos mujeres, en particular, parecen surgir del mismo cuerpo. Leonardo se esforzó en reproducir un sentido policéntrico de movimiento, haciendo de modo que los dos personajes se fundiesen en un único complejo, en el que destaca la cabeza de santa Ana. La expresión de la Virgen María es extraordinariamente tierna, pero al mismo tiempo el rostro tiene una belleza majestuosa, ultraterrena, que sugiere la profunda devoción materna.

El enigmático gesto de santa Ana apuntando con su dedo índice hacia el cielo aparece nuevamente en dos de las últimas pinturas de Leonardo, su San Juan Bautista y su Baco, y es considerado como el gesto leonardesco por antonomasia. Parece sugerir con ello que hay sentimientos y pensamientos que quedan más allá de la normal comprensión humana.
El paisaje del fondo apenas está esbozado.

El estilo recuerda a La última cena y las monumentales figuras de los apóstoles en ella representados. Algunos autores han percibido en este dibujo la influencia de la escultura clásica.

Es infrecuente en un cartón que los perfiles nunca se hayan agujereado ni tengan incisiones, indicando que no había llegado el momento de transferir el diseño a la tabla en el que se pintaría. La composición es marcadamente diferente de la única obra de Leonardo que trata el tema, La Virgen, el Niño Jesús y santa Ana en el Museo del Louvre, en el que la figura del Bautista ha sido eliminada.

La Virgen, el Niño Jesús y Santa Ana

La composición se delata un incipiente manierismo. De nuevo Leonardo escoge el tema de figuras en un paisaje, lo que se remonta al cuadro de San Jerónimo con la figura dispuesta en un ángulo oblicuo. Lo que hace inusual a esta pintura es que hay dos figuras colocadas de forma oblicua, superpuestas: María y Santa Ana, con la primera sentada sobre las rodillas de la segunda.[1] María se inclina hacia delante para sujetar al Niño Jesús mientras este juega, de manera bastante brusca, con un cordero, símbolo de su propio sacrificio.[1] Los rostros son dulces y amorosos, apreciándose gran parecido entre madre e hija.[1]

El grupo triangular del primer plano encuentra correspondencia con los elementos en prisma de las colinas. La escena se desarrolla en un paisaje atemporal,[1] rocoso, como ocurre en La Virgen de las Rocas, que delata el interés del autor por la geología. Los picos montañosos parecen evaporarse en una atmósfera azulada que inunda toda la composición.

La luz proviene de una fuente indeterminada. Las pinceladas son ligeras, en el típico esfumado leonardesco, mediante una técnica de veladuras sucesivas que crean un efecto evanescente. La defectuosa conservación ha aplanado el color en los mantos de la Virgen y de santa Ana, así como ha hecho desaparecer una poza que ocupaba todo el primer plano y en el que se hundían los pies de Santa Ana.
La representación de este grupo de figuras proviene del culto a Santa Ana, nacido en la Edad Media. Los Evangelios no mencionan a Ana, la madre de la Virgen María. Sí lo hacen escritos apócrifos, como el Evangelio de la Natividad de María, el Evangelio del pseudo-Mateo y el Protoevangelio de Santiago. La más antigua representación de santa Ana es una pintura mural en Santa María Antiqua (siglo VIII) en Roma. Las narraciones sobre Santa Ana se incluyeron en la "Leyenda Dorada" (siglo XIII), y en los siglos posteriores se difundió el culto a la santa por Occidente. Desde mediados del siglo XIII se incrementaron las representaciones de la santa. En el siglo XV el culto a santa Ana se expandió con rapidez, surgiendo por todas partes hermandades de Santa Ana y altares a la misma. El período en que florecieron las representaciones de esta santa es precisamente en los siglos XV y XVI, entre las cuales ha de encontrarse esta representación de Leonardo da Vinci.

Miguel Ángel

Santo Entierro

Hasta el reciente hallazgo de Las tentaciones de san Antonio, eran el Santo Entierro y la Madonna de Manchester las primeras pinturas atribuidas a Miguel Ángel. El Santo Entierro se trata de una tabla al temple inacabada, datada hacia 1500-1501, que se encuentra en la National Gallery de Londres. Gracias a unos documentos publicados en 1980, se sabe que durante su estancia en Roma recibió el encargo de hacer un retablo para la iglesia de Sant'Agostino de esa ciudad y que el artista devolvió el pago recibido a cuenta, ya que no había podido acabarlo debido a su retorno a Florencia en 1501.

Esta tabla, que durante muchos años se ha dudado si pertenecía a Miguel Ángel, finalmente se ha reconocido como obra suya. Las figuras de Cristo y san Juan son las que muestran más fuerza, y su composición es soberbia; la figura de José de Arimatea, situada detrás de Jesucristo se puede observar un curioso parecido con la de san José del Tondo Doni.

Bóveda de la Capilla Sixtina

MASACCIO

Virgen con el Niño y Santa Ana

La Virgen y el Niño, con su volumen poderoso y posesión sólida del espacio por medio de una segura estructura de perspectiva, es una de las primeras obras atribuidas a Masaccio. Los ángeles, muy delicados en sus tiernas formas y colorido claro y dulce, pertenecen al pincel de Masolino, más gótico; el ángel en la curva superior de la derecha revela la mano de Masaccio. La figura de santa Ana está más deteriorada y puede juzgarse con dificultad, pero su mano, que parece explorar la profundidad del espacio pictórico, muy bien pudo ser invención de Masaccio. La Virgen con el Niño y santa Ana fue encargado en origen para la iglesia de san Ambrosio en Florencia. Según Vasari, «Se colocó en la puerta de la capilla que lleva al salón de las monjas».

La figura de Cristo es la de un niño pequeño, una presencia realista, más que un querubín gótico. Esta es también una de las primeras pinturas que muestran el efecto de la luz natural sobre la figura; es esta invención la que imparte el modelado de la forma tan característico de Masaccio, y que tendría una profunda influencia en la pintura del Renacimiento italiano.

Virgen y el Niño



Masaccio trabajó en colaboración con su hermano Giovanni y con Andrea di Giusto.
La pintura es el panel central de un gran retablo de 19 piezas que se ejecutó para la capilla del notario Giuliano di Colino en la iglesia de iglesia carmelita en Pisa, conocido como Políptico de Pisa, realizado en el año 1426 por Masaccio. El políptico constaba de 19 tablas. Junto a rasgos arcaicos, como el uso del fondo de oro, la principal novedad era que todos los paneles tenían un único punto de fuga, de modo que la composición resultase unitaria. En el siglo XVIII, el políptico fue desmebrado. Sólo se han identificado once paneles de este retablo, y están dispersos por cinco museos distintos.

Antonio Allegri da Correggio

La Virgen con el Niño y san Juan

Se trata de un cuadro con un tema clásico: la Virgen María con el Niño Jesús y san Juanito. Las tres figuras forman una composición piramidal, como en los cuadros que sobre el mismo tema ejecutaron Leonardo da Vinci o Rafael Sanzio.

No obstante, la influencia predominante es la de Leonardo, como puede verse en el paisaje azulado, en la sutil sonrisa de la Virgen, así como por el uso de la técnica del esfumado.

En el pasado, la obra fue conocida como La Virgen de la sandalia, por el calzado de diseño peculiar que luce el personaje.

Noli me tangere

Es un cuadro «noblemente patético, con su sentido lírico y sensual, que anima la figura de la Magdalena y las sinuosidades de los pliegues, y que trasciende en la sutil vibración cromática del fondo del paisaje, bañado en una luz apenas matutina» (M. Oliver). Cristo, con los pies cruzados en posición de inestabilidad, gesticula con los brazos y las manos, en una postura dinámica y estática a la vez. La Magdalena, por su parte, aparece dibujada con expresión de ardiente misticismo; sus labios se abren de manera ambigua, fijando intensamente su mirada en Cristo. Mientras, su cuerpo se estremece al oír las palabras «No me toques», de boca del Resucitado. La postura arrodillada y el rostro en escorzo forman el inicio de una diagonal que se prolonga en los brazos de Cristo, anticipando las dos figuras las composiciones diagonales típicas del Barroco. La cabellera suelta de la santa es un atributo típico de sus representaciones, en alusión al episodio evangélico en el que derrama lágrimas sobre los pies de Jesús y después los seca con su pelo.

Mención aparte merece el paisaje, casi romántico, donde los verdes densos viran en la lejanía transformándose en azules compactos. Es de una gran sensibilidad la captación de la luz matutina reflejada en el cielo.

TIZIANO

Amor sacro y amor profano

la interpretación tradicional de los historiadores, encabezada por Erwin Panofsky, hace referencia a una escena fundamentada en los conceptos del neoplatonismo renacentista de amor humano (Venus Vulgaris) en contraposición del amor divino (Venus Coelestis).[5] Éste contraste entre los terrenal y lo sublime ha sido enfatizado por la calidad moralista del paisaje de fondo. En el lado izquierdo de la obra pictórica yace una ciudad fortificada y dos liebres, y en el lado derecho se incorpora al paisaje una iglesia, una liebre perseguida por un perro, y una pareja en el césped en estado de coquetería.

La Asunción de la Virgen

Es un retablo monumental, el de mayor tamaño de la ciudad de Venecia, y está dedicado a la Asunción de María.

La pintura muestra diferentes acontecimientos en tres capas. En la inferior están representados los Apóstoles, con los brazos alzados hacia el cielo, con la excepción de san Pedro, cuyos brazos están cruzados. Miran a la Virgen María, vestida de azul y rojo, que está volando entre ellos y Dios, en pie sobre una nube y está rodeada de querubines celebrando y bailando.

Junto a Dios, que la está esperando, hay otro querubín sosteniendo la corona de la Gloria Santa.

En este cuadro, Ticiano rompe con la dulzura y el tonalismo de Giorgione. Se nota la influencia de Miguel Ángel en la figura de Dios Padre, y la de Rafael Sanzio en la composición piramidal.

Los tres planos están unidos por un efecto de luz insólito.

Los personajes están representados en movimiento, con posiciones distintas: de frente, de espaldas o en escorzo.

Giorgione

La tempestad

En el inventario de la familia Vendramin figuraba como Mercurio e Isis. También ha sido identificado como un tema inspirado en el Polífilo de Francesco Colonna e incluso como El hallazgo de Moisés. Podría ser una escena de La infancia de Paris, o del mito de Paris y Enone, entroncado con la novela pastoril. Otras teorías afirman que se trata de un retrato del propio pintor y su familia.

Según el profesor italiano Salvatore Settis, la ciudad del fondo representaría el Paraíso terrenal, las dos figuras serían Adán y Eva con su hijo Caín. El rayo, basándose en la mitología griega y en la religión judía, representaría a Dios, expulsándolos del Edén. Las columnas rotas, por lo tanto, se referirían a a la mortalidad de los hombres como condena por el pecado original.

En cambio, según Waldemar Januszczak, se trata del mito de Deméter y Yasión, y el niño sería su hijo Pluto; el rayo, entonces, simbolizaría a Zeus. Este crítico lo argumenta, además, por la aparición en el cuadro de una grulla, símbolo de Deméter, en el tejado del edificio del fondo.

Marcantonio Michiel, que la conoció unos años después de su realización, la cita simplemente como El pequeño paisaje en lienzo con la tempestad, la zíngara y el soldado. Esto se relaciona con las teorías sobre que La tempestad es simplemente un escena alegórica o que Giorgione no tuvo intención de ceñirse a ningún mito.[1]

En la escena aparecen una mujer y un hombre

Venus Dormida


Esta influyente obra pintada con la técnica del óleo sobre lienzo se trata de una de las últimas creaciones de Giorgione, realizada hacia 1510. Posee las siguientes dimensiones: 108,5 cm de altura por 175 cm de longitud.
Su primera locación, según Rinaldi fue la Casa Marcello de Venecia.
Era considerada una "copia de Sassoferrato de un original de Tiziano" hasta que el crítico del arte italiano Giovanni Morelli la atribuyó correctamente a Giorgione. Actualmente se encuentra en la Gemäldegalerie Alte Meister de Dresde (Alemania).

La pintura retrata a una joven mujer desnuda, cuyo perfil parece acompañar al paisaje que le sirve de trasfondo. Giorgione ha puesto mucha atención al pintar ese paisaje, lo cual se hace notar en los detalles y los sombreados, de este modo la obra posee una exquisitez y un puro ritmo de línea y contorno. La textura de las figuradas telas en donde yace tranquilamente la diosa y el armonioso, bucólico paisaje, dotan a este cuadro de un justo equilibrio entre la placidez y la sensualidad.

La elección de una mujer desnuda al aire libre efectuada por Giorgione señala una revolución en la historia del arte y es considerada por algunos como el punto de inicio para el arte moderno.

La obra quedó inconclusa debido al fallecimiento del Giorgione, el cielo fue posteriormente acabado por Tiziano.

GIOVANI BELLINI

Cristo en el Monte de los olvivos


Cristo en el monte de los Olivos es un cuadro realizado al temple sobre tabla por el pintor renacentista italiano Giovanni Bellini. Mide 81 cm de alto y 127 cm de ancho. Está datado en 1459. Se conserva en la National Gallery de Londres.

El cuadro representa a Jesucristo arrodillado en oración sobre una roca en el monte de los Olivos, cerca de sus discípulos (Simón Pedro, y los hermanos Santiago y Juan), que duermen.

Esta obra deriva de otra de Andrea Mantegna sobre el mismo tema, que se conserva en el Museo de Tours y que es de 1457. A la influencia de este autor se debe, igualmente, la estructura geológica del paisaje.

Aquí el paisaje se humaniza y suaviza gracias a la luz de la aurora, que le da un mayor calor e intensifica los profundos verdes.

San Francisco en éxtasis

San Francisco en éxtasis es un cuadro realizado al óleo sobre tabla por el pintor renacentista italiano Giovanni Bellini. Mide 124 cm. de alto y 142 cm. de ancho. Está datado hacia 1480. Se conserva en la Colección Frick de Nueva York.

La obra está firmada “IOANNES BELLINVS” sobre un cartellino sobre un arbusto que queda abajo a la izquierda.

La tela representa a San Francisco de Asís mientras se encuentra en éxtasis recibiendo los estigmas.
A la izquierda se encuentra un asno inmóvil que puede interpretarse como símbolo de humildad y paciencia o también la estupidez y la obstinación.
A la derecha, sobre un banco, se encuentra una calavera, símbolo de la muerte.

Es una de las obras que el artista realizó en torno al año 1480, como la Resurrección de Cristo que se conserva en los Museos de Berlín y el San Jerónimo del Palacio Pitti, Florencia. Estas obras se caracterizan por enmarcar una amplia gama de sentimientos humanos en la variedad del campo y el cielo italianos. Cuida el detalle sin caer en lo anecdótico.

LUCA DELLA ROBBIA

Virgen, niño y tres querubines

La Tribuna de los Cantores
La tribuna de los cantores de mármol de Donatello y de Luca de la Robbia. La obra de Donatello se destaca por una policromía vivaz y por un desenfrenado y alegre baile de niños, que exprimen así su alabanza al Señor. Fue esculpida en 1433 –1439.
En cambio, la tribuna de cantores de Luca está medida por un ritmo clásico de pilastras salientes corínticas, que, con armonia, enmarcan grupos de jóvenes que cantan, bailan y tocan, según como está escrito en el Salmo 150 de la Biblia. Realizada en 1432 – 1438, ella, como la otra, fue removida en 1686, en ocasión de la boda del Gran Príncipe de Toscana Ferdinando de’ Medici con Violante de Baviera.

DONATELLO

Madonna Pazzi

Es una obra de Donatello, conservada en el Staatliche Museen de Berlín, en la colección de esculturas (Skulpturensammlung) del Bode-Museum. Se trata de un relieve de mármol de forma rectangular con unas medidas de 74,50 x 69, 50 cm, que data de alrededor de 1425-1430.
La obra fue esculpida para devoción privada en la época de la iniciación de la colaboración con Michelozzo. La figura fue de un éxito extraordinario, se conoce la existencia de varias copias.Representa a la Virgen con el Niño en brazos de medio busto, ambos sin aureola. Sus caras se acercan tiernamente con una intensa intimidad. También subrayó el óvalo generado por el brazo del niño, que abraza cariñosamente a su madre. En el grupo se percibe una ligera melancolía en la falta de expresiones de alegría o de felicidad: se trata probablemente de un reflejo consciente de la suerte del hijo destinado a la Pasión y muerte.

La Asuncion de la Virgen



La Asunción de la Virgen de Donatello es un relieve "stiacciato" de mármol blanco (53,5 x78 cm), que forma parte de la tumba Brancacci en la iglesia de Sant'Angelo a Nilo, en Nápoles. Data de 1426-1428.

El relieve rectángular, se encuentra en el centro de la parte frontal de la tumba del cardenal Rainaldo Brancacci y es uno de los pocos elementos del monumento con certeza atribuido a Donatello, que realizó el encargo de la obra junto a Michelozzo y otros ayudantes. Para trabajar en el monumento Donatello y Michelozzo habían alquilado un taller en Pisa en 1426, una vez finalizada la obra se envió en 1428, por barco a Nápoles.

La elección del tema de la Asunción es inusual para un monumento funerario. Es posible que se tratara de una petición explícita del cardenal que estaba muy vinculado con la Basílica de Santa María la Mayor en Roma. En esta iglesia se vivía con intensidad la festividad de la Asunción de la Virgen.
El bajorrelieve en el centro, muestra una enérgica y firme Virgen María, que está sentada en un trono cubierto con un paño y, con las manos juntas en actitud de oración, ascendiendo a los cielos llevada por un grupo de ángeles dispuestos en un semicírculo alrededor de una nube. Hay referencias a la iconografía tradicional, como en la puerta de la Mandorla de la catedral de Florencia, pero Donatello evita la luz dorada alrededor de la Virgen. Mucho más que en la labor de Nanni di Banco realizada veinte años antes, es fácil percibir el esfuerzo expresivo de los ángeles que participan en el transporte. Las posiciones de los ángeles son muy originales y diferentes, a pesar de la concesión a una equilibrada simetría entre la derecha y la izquierda. Las figuras son tratadas de una manera original, casi gráfico, con algunas nubes en bajísimo relieve, una verdadera prueba de virtuosismo del artista.

ANDREA PALLADIO

Villa Trissino (Cricoli)

La villa Trissino en la localidad de Cricoli en Vicenza pertenecía al humanista Giangiorgio Trissino. Esta villa no es seguramente obra de Palladio, pero es uno de los lugares de su mito, o más bien el origen, de ahí la importancia del edificio en relación con el mito palladiano.Algunas de las proporciones usadas son típicas de Palladio; en efecto, en la reorganización de los espacios internos la secuencia de las estancias laterales, de dimensiones variadas pero ligadas a un sistema de proporciones interrelacionadas (1:1; 2:3; 1:2), individualiza un esquema que se convertirá en un tema clave en el sistema proyectivo palladiano.el edificio preexistente, de formas góticas, sino que rediseña en primer lugar el frente principal hacia el sur, que se convierte en una especie de manifiesto de adhesión a la nueva cultura constructiva fundada en el redescubrimiento de la arquitectura romana antigua. Entre dos torres preexistentes inserta una logia con doble orden de arcadas, que se inspira directamente en la fachada de Villa Madama en Roma, obra de Rafael, así como publicada por Sebastiano Serlio en el Tercer libro de arquitectura, editado en Venecia en 1540.


Villa Valmarana

La Villa Valmarana, también conocida como Villa Valmarana Bressan, es una villa del siglo XVI relacionada con el arquitecto Andrea Palladio. Se encuentra en la localidad de Vigardolo, en el municipio italiano de Monticello Conde Otto (Vicenza).El edificio se atribuye a Andrea Palladio basándose en un dibujo de la villa que es indudablemente del gran arquitecto. La construcción se realizó en los años 1540, lo que hace de ella una de las obras autónomas más antiguas de Palladio. [1] Fue proyectada en 1542.

La datación tan precoz de esta obra coloca el proyecto de villa Valmarana entre las primeras pruebas autónomas del arquitecto, testimoniadas por un rico grupo de diseños autógrafos, uno de los cuales (RIBA XVII/2r) es con toda evidencia el proyecto preparatorio para el edificio. Las diferencias entre el diseño y el edificio realizado pueden expliucarse con la dificultad surgida en fase de construcción: en la villa falta el alto basamento donde disponer los ambientes de servicio semienterrados (irrealizable por la presencia de numerosos cursos de agua) y el frontón interrumpido, apareciendo un mezzanino o entreplanta; el techo de la logia es plano en lugar de con bóveda. Fragmentos de decoración mural testimonian que que la villa estaba en origen completamente decorada; algunos de los frescos son del siglo XVI.

Se trata, en definitiva, de un proyecto de transición, en el que encontramos todavía por vez primera completamente formulados los rasgos característicos del lenguaje palladiano. En la villa están presentes de hecho elementos propios de la tradición constructiva vicentina, como la disposición de las habitaciones, que recuerda a la villa Trissino en Cricoli, y en particular aquellos laterales ligados por precisas relaciones de proporción (2:3:5, y precisamente 12, 18 y 30 pies vicentinos).

Donato d'Angelo Bramante

San Pietro in Montorio

San Pietro in Montorio es un convento de franciscanos españoles en Roma. Actualmente la iglesia sigue abierta al culto y en los antiguos claustros está instalada la Academia de España en Roma. En el primer patio se levanta el famoso tempietto de Bramante. El monasterio sufrió importantes daños en 1849, cuando las tropas francesas atacaron la ciudad para suprimir la Segunda República Romana. Aquí estuvo el último cuartel general de los romanos, se instaló un hospital de sangre y quedó en primera línea de fuego.
Los Reyes Católicos ordenaron la construcción del nuevo convento, que se levantó entre 1481 y 1500, sin que se sepa a ciencia cierta quién fue el arquitecto. En el siglo XVI Daniele da Volterra y Giorgio Vasari reformaron las capillas del transepto; en el siglo XVII (1605) se levantó la nueva fachada de la iglesia (costeada por el rey Felipe III de España) y hacia 1640 Gian Lorenzo Bernini construyó la capilla del marqués Marcello Raymondi, obra muy interesante por su marcado carácter escenográfico.

Sin duda, la obra más célebre de todo el conjunto monacal es el extraordinario templete de Bramante.

Basílica de San Pedro

La basílica actual tiene techo de oro y es el resultado de una obra desarrollada durante varios siglos.consistía en un edificio con planta de cruz griega inscrita en un cuadrado y cubierta por cinco cúpulas (un claro ejemplo de planta centralizada típica del Renacimiento), la central en el crucero y las restantes en los ángulos; los trabajos se iniciaron con la demolición de la basílica paleocristiana; muchos puritanos lamentaron la demolición de esta estructura

Filippo Brunelleschi

Palacio Pitti

El Palacio Pitti, todavía conocido como La Residenza Reale por ser la residencia de Rey de Italia entre 1865 - 1871, cuando Florencia era la capital del país.El aspecto del actual palacio data de 1458 y era originalmente la residencia urbana de Luca Pitti, un banquero florentino. El diseño y la posición de los vanos sugieren que Fancelli tenía más experiencia en arquitectura utilitaria doméstica que en las reglas humanistas definidas por Alberti en su manual De Re Aedificatoria.





Capilla Pazzi


A la Capilla Pazzi se accede desde el claustro de la basílica de la Santa Croce (Florencia) ya que se encuentra ubicada en el jardín de ésta. Encargada por la familia Pazzi en 1441 a Filippo Brunelleschi, fue su última obra.

Edificio de pequeñas dimensiones y con un pórtico cubierto por bóveda de planta circular que mediante el uso de pechinas crea una bóveda de paraguas, que se construyó como recinto funerario de los Pazzi. Brunelleschi emplea la medida de la proporción áurea (ya empleada anteriormente por los griegos en sus templos) en el diseño de su planta y fachada.
Planta rectangular con cúpula central y pórtico. Su fachada es un pórtico de cinco tramos entre seis columnas de orden compuesto, los cuatro extremos adintelados y el central en forma de arco de triunfo semicircular muy alto y de doble anchura, que se cubre por una bóveda de cañón. Sobre tal pórtico se alza un ático decorado con pilastras corintias y seccionado por el gran arco del centro, que se corona en una cornisa muy ornamentada.Combina el adintelado griego con el arco central de origen romano, serviría para suavizar la luz. Arriba sobresale la cúpula con su linterna. Esta organización del pórtico en el que combina felizmente la disposición adintelada con el arco central, supone una innovación que ha de ser modelo o fuente de inspiración para numerosos arquitectos.